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La Alcazaba de Almería
El Cerro de la Alcazaba fue objeto de la más temprana ocupación en época prehistórica, en un período que podría situarse en la Edad del Bronce. Posteriormente en época prerromana nos encontramos con hallazgos fenicios. De época romana, son numerosos los restos cerámicos hallados en las excavaciones, abarcando una amplia cronología desde el primer siglo de la era a las últimas producciones de cerámica fina, con especial incidencia en el período final o tardo romano (siglos V a VII).

Está ocupación abre la posibilidad de la permanencia del hábitat hasta la "fundación" de la ciudad en el año 955, en base a una pequeña población marítima dependiente del interior (URCI), de la que sería puerto natural y cuyos vestigios se encuentran en diversos lugares de la actual ciudad. Las primeras noticias fidedignas sobre la Almería Musulmana se remontan al siglo IX, cuando Abd al-Rahman encomendó la vigilancia de la costa a un grupo de yemeníes con el fin de impedir el desembarco de los normandos. Junto a la población autóctona, se formó una república de marinos con sede en Pechina, y cuya prosperidad se basaba en el comercio, especialmente con el Norte de África.

Pechina se engrandeció y adquirió características de verdadera ciudad, siendo Almería en los siglos IX y 1º mitad del X, el barrio marítimo de Bayyana, habitado por comerciantes y pescadores y defendido por una torre vigía o atalaya, para así controlar fácilmente la bahía.

La torre de vigilancia se situaba en lo más alto del Cerro de la Alcazaba, en lo que hoy es el tercer recinto. De esta torre vigía o atalaya procede el nombre de la ciudad: Al-mariyat Bayyana, la atalaya de Pechina. Tras la victoriosa lucha contra los rebeldes mozárabes, "Abd al- Rahman III" (912-961) dispuso trasladar la capital de la cora de Pechina, y la llamada atalaya de Pechina recibió el titulo de "ciudad". Se fundó una Mezquita Mayor y se construyó una muralla unida a la fortaleza. La ciudad quedó configurada alrededor de un núcleo central amurallado, La Medina, donde se concentraban la Mezquita Mayor o Aljama, la Alcaicería y las Atarazanas y el Zoco.

El centro religioso y comercial lo arropaban los arrabales, Al-Hawd y La Musalla, formando ciudades independientes, donde la población se agrupaba por origen, creencias y oficios. En 1009-10 comenzó la Guerra Civil, y la ciudad asume una de las Taifas más florecientes. Con la desintegración del Califato, a la muerte de Hixem II, Jayrán se apodera de la ciudad, la independiza de Córdoba y la convierte en Reino de Taifa. Jayrán amplió y reforzó la fortaleza, Almotacín alcanzó la gloria efímera al rodearse de literatos y poetas en su pequeña corte ilustrada.

En este siglo XI, Almería fue el puerto más internacional de Al-Andalus. El producto que más se exportaba era la seda, de excelente calidad y numerosa variedad de tejidos, que dieron fama a la ciudad con sus múltiples telares. 
Almería, pese a todo, no pudo hacer frente a los Almorávides y, posteriormente, el esplendor económico atrajo la atención de los reinos cristianos, al mando de las tropas de Alfonso VII. La toma de la ciudad por los cristianos se realizó en 1147. Diez años después, en 1157, los almohades la reconquistan. Esta breve conquista de la ciudad supuso un quebranto económico.

Tras los almohades, entra el período nazarí en el siglo XIII en Almería, participando ésta en las continuas luchas internas que tuvo que afrontar el Reino Nazarí. Finalmente, mediante las campañas de 1488 y 1489,el territorio almeriense pasa a la soberanía castellana, y es el 26 de diciembre de 1489 cuando entran las tropas cristianas en la ciudad.

En definitiva, Almería, durante el período musulmán, fue cuando alcanzó su máximo esplendor, especialmente en el siglo XI-XII, tras la caída del Califato de Córdoba, y se convirtió en un populoso centro de civilización. Posteriormente, siete siglos después, a mediados del siglo XIX, volverá a alcanzar un importante dinamismo social y económico que surge al amparo de la minería y el comercio de la uva que enriqueció a la burguesía.

En la actualidad, Almería tiene una economía firme, que tiene sus más importantes pilares en el turismo y en el sector agrícola, a través de los cultivos en invernaderos.