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Catedral de Almería
La inmensa Catedral de Almería está en el corazón de la parte vieja de la ciudad. Es la Catedral más curiosa que se pueda ver, se parece más a un castillo que a un templo de Dios. En realidad son las dos cosas a la vez. Su estilo es fundamentalmente gótico.

Se empezó a construir en el año 1.524 terminándose su construcción  en 1.562 por Diego de Siloé para proteger a los vecinos almerienses de las continuas tropelías de los piratas y debido también a la destrucción por un terremoto dos años atrás de la original iglesia de San Juan de la Almedina.
En el año 1.620 el poder político almeriense compra diferente armamento para esta nueva Catedral que disponía de unas estupendas troneras cañoneras. El más importante de los templos de la capital presenta, en el exterior, un robusto aspecto defensivo, caracterizado por sus contrafuertes, almenas y torreones.

En cuanto a su arquitectura es una combinación del Gótico y el Renacimiento, siendo su apariencia de fortificación debida a que sufría numerosos ataques por parte de piratas del norte de África, de planta rectangular con tres naves, girolas y tres capillas, cuenta con una fuerte guardia, la Torre del Homenaje del siglo XVII. El patio de armas y el actual Claustro son de un siglo más tarde.

La fachada norte muestra un elaborado diseño de mitad del siglo XVI realizada por Juan de Orea.
En su interior es de destacar el altar y el tabernáculo de Ventura Rodríguez y las capillas, la de San Indalecio y la Piedad son renacentistas con obras de enorme valor artístico. La capilla de detrás del altar principal contiene la tumba del Obispo Villalán fundador de la Catedral, y es otro trabajo de Juan de Orea del año 1.558,  como también lo es el coro con sus aposentos hechos de madera de nogal, y la sacristía mayor con su techo finamente tallado en piedra.